Lágrimas de soledad -capítulo 10-

¡Hola! Regrese... tal parece que tengo una mala afinidad para enfermarme cuando creo que tengo la oportunidad de retomar mis publicaciones u.u Pero, finalmente, parece que estoy mejorando. Por lo que... ¡Lo siento por dejarles con la duda!
Gracias a las personas que comentaron, siempre me alegra ver cuantas emociones puede darles un capítulo :) Aparte, quiero comentarles que estamos pasando la parte lenta y finalmente nos pondremos en acción, así que ¡no olviden dejar sus comentarios! La historia está a punto de comenzar lo que sin duda les tendrá deseando... ¿matarme? veremos ;D
Una vez más, ¡gracias por comentar! Nos estamos leyendo ;D
Un abrazo

Capítulo 10


Las cosas no deberían pasar de esa manera, en ningún momento del plan se consideró que Dorian podía salir herido. Tampoco que la negociación terminaría en una pelea. Se supone que iban a hablar, que tratarían como seres racionales el asunto, que unirían fuerzas contra el mal mayor. Nunca que terminarían hiriendo a la principal razón por la que estaban encontrándose, por la que se suponía iban a hacer una tregua.
Nada debió haberle pasado al humano.
El joven doctor no tenía que ver en el asunto, más allá de estar comprometido por el destino con los dos líderes. Claro, eso era algo que todavía iba a discutirse. Nicholas no iba a entregarlo, no había manera de que lo permitiera. Apenas conocía a Dorian, pero sentía que el doctor era exactamente lo que hacía falta en su vida. Quien iba a completarle.
No podía perderle.
—Tiene que estar bien, no hay otra opción —repetía una y otra vez, poco le importaba las expresiones preocupadas de su manada o el desconcierto de su madre. —Tiene que estar bien…
Restregó su rostro.
Hizo una mueca al ver sus manos rojas, no de sangre, sino porque las había rasgado con sus propias garras. Mientras las lavaba había restregado a tal punto de sangrarse, poco importaba, eso era nada a comparación de la herida que había hecho al costado de Dorian. Al único ser que se supone nunca, nunca, podría un solo dedo encima. Solo podía culparse, su parte animal le había controlado, el deseo de mantener a su pareja a su lado de manera tan irracional que no había pensado.
—Quiero verlo —exigió la voz a su espalda.
Nicholas bufó.
Claro que el vampiro iba a querer ver a Dorian, después de todo se suponía que era la razón por la que su manada se había enfrentado al clan. Se volteó para verle, notar aquello que había hecho que Dorian pasará toda una noche llorando, la razón por la que se sentaba frente una lápida pidiéndole al cielo por ser arrebatado del mundo para estar al lado de ese hombre.
Era injusto que tuviera el valor de exigir, cuando desde el inicio había sido el provocador de la expresión melancólica que Dorian mantenía.
Ese ser era el causante del dolor de su compañero, eso le molestaba de una manera que no podía siquiera empezar a explicar. Pero poco o nada podía hacer, por el momento, no iba a seguir peleando. No lo haría hasta saber que Dorian estaba bien, esa era su prioridad.
El vampiro por otra parte…
Sus ojos ya no eran los orbes sangre, mostraban un apagado gris que hacía resaltar su iris negra. Cortos cabellos negros lisos estaban desordenados, así como el abrigo que antes había tenido estaba desaparecido. Tenía una camisa de botones blanca arremangada, el cuello abierto, así como manchado de sangre y tierra. Su cuerpo aparentaba ser el de un ser humano común, pero Nicholas había medido su fuerza.
Pese a su desbaratada apariencia, su expresión mostraba enojo.
Al menos había respetado su casa y solo había entrado con el que suponía era su mano derecha. Un hombre del doble de su complexión, de ojos negros y rasgos toscos.
—Nadie puede entrar —gruñó por respuestas.
Cass le había dado una fría mirada por el solo pensamiento de no salir del consultorio. Había tenido que salir, dejar el espacio libre para que su beta junto al resto de miembros que sabían de medicina atendiera a su compañero, así como el resto de heridos. Había sido difícil dejarse intimidar, pero la seguridad del joven humano era lo principal.
—¡No voy a permitir que hagan lo que quieran! —gruñó bajo el vampiro dando pasos hacia la puerta, Nicholas se puso en el camino.
Sus pechos chocaron, sus rostros quedaron a centímetros.
Ambos se fulminaron y gruñeron.
—No creo que sea el momento para que comiencen una pelea —aleccionó el beta que se acercaba cojeando ligeramente.
Nicholas miró de reojo a Gabriel, quien parecía tranquilo pese a que paso al lado del agresivo vampiro que acompañaba al príncipe. Gabe no era de los que desestimaba un adversario, pero su expresión mostraba lo cansado que estaba y seguro herido.
—Lamento tener que decir esto, alteza —dijo el otro vampiro, su tono profundo—. Pero el lobo tiene razón. No creo que sea adecuado molestar a la doctora mientras atiende a su compañero.
Las palabras cayeron como plomo sobre los dos hombres. No solo era el hecho de que Dorian estuviera herido, lo que era importante para ambos, pero casi de la misma importancia era su orgullo como hombres. El mismo que había hecho que terminaran hiriendo al ser más importante para ambos, claro que en ese momento no le prestaban mucha atención pues se fulminaban con la mirada destilando odio.
Gabe suspiró, sabiendo que era un caso perdido. Le pesaba en la consciencia el humano herido, sabía que poco había podido hacer, defender a su Alpha de los vampiros había sido su principal encomienda. Eso no evitaba que se sintiera como un incompetente al sentir el olor de sangre del joven doctor, quien nada tenía que ver en esa disputa, más allá de ser un premio del destino.
Era triste.
—¿Cómo se encuentra el resto? —preguntó Nicholas sin apartar la mirada del vampiro.
Ambos hombres habían hecho una pausa para acercarse a sus manos derecha, casi como con un acuerdo tácito de no atacarse mientras comprobaban el estado de su gente. Nicholas la tenía peor pues había sido en su territorio, aunque por suerte no había muertos, lo cierto es que el ataque había sido brutal. Era esa la principal razón por la que los ancianos no querían entre en una lucha sin control con el vampiro mayor, si el príncipe era poderoso, Nicholas no se lograba imaginar cómo sería un enfrentamiento contra el mayor.
Sin duda una masacre.
Gabe lo miró con una ligera mueca de sonrisa.
—Tú madre y hermana han hecho que los ejecutores teman.
Nicholas rodó los ojos.
—Las mandé de regreso para mantenerlas a salvo, me importa muy poco que se crean lo suficiente fuertes para estar alrededor —comentó mirando hacia la puerta cerrada—. Prefiero que calmen al resto, ese es su trabajo.
Gabriel asintió.
—Se los hice saber, eso no significa que lo acepten —suspiró—. Eso es lo de menos, tenemos a más de medio ciento de vampiros en nuestro territorio. Si seguimos de esa manera…
Nicholas asintió.
Sus intenciones iban a ser descubiertas, cuando se supone que toda la maldita cosa la habían hecho para mantenerla en secreto. Evitar que llegara a oídos del vampiro mayor.
Tenía que hacer que los vampiros salieran sin llamar la atención.
Restregó su frente y rostro, estaba tan cansado. Miró a su beta con una expresión decidida, tendrían que enfrentarse con lo que viniera, incluso si significaba hablar con el príncipe impertinente para que sacara a sus chupasangres de su territorio antes de que fuera muy tarde. Quine sabía si no lo era ya.
—Tenemos…
El príncipe interrumpió parándose a un lado de ambos.
—Todos se irán —comentó mirándolos con una expresión fría. Miró de reojo a su segundo—. Que sean cuidadosos, no queremos que el Rey se dé cuenta de nuestra presencia.
El vampiro hizo una reverencia golpeando su pecho para luego salir de la habitación a paso lento. Nicholas le dio una mirada a Gabriel, quien solo asintió y cojeando se fue detrás. Tenía que asegurarse que abandonaran sus tierras en calma, que no se acercasen al nido donde estaba el resto de la manada.
Además, no confiaba en las palabras del príncipe.
El vampiro se rio sin gracia, más parecía una risa amargada.
—Ustedes me han traído a su territorio, raptado a mi compañero y obligado a pelear —lo fulminó con la mirada—. Yo debería desconfiar de ustedes y sus intenciones.
Nicholas se encogió de hombros encarándolo.
—Quisimos hablar contigo de manera civilizada pero nunca accediste —dijo con simpleza—. No hubo otra alternativa, además…
El príncipe ladeó la cabeza, viéndole con curiosidad casi parecía incrédulo.
—¿Crees que esa es razón suficiente para secuestrar a mi compañero? —preguntó con suavidad, sus ojos tiñéndose de rojo—. ¿Acaso no te has dado cuenta, lobo? Puedo hablar con el consejo… Tengo suficientes pruebas para hacer que te masacren.
Nicholas bufó.
—Deja de llamarlo de ese modo —exigió con los dientes apretados, su expresión igual de peligrosa.
El vampiro alzó una ceja.
—¿Disculpa?
Nicholas apretó los puños.
—¡No llames a mí mo shiorghrá, tú compañero! —gritó con los ojos volviéndose lupinos, sus garras se extendieron y su rostro se alargó.
Estaba listo para atacar, pero luchó por mantener la calma. Nada ganaría si se ponía a luchar dentro de su hogar, solo causar más problemas y complicar la sanación de Dorian.
Resopló buscando calmarse, pero el olor a sangre que venía del vampiro solo complicaba las cosas. Deseaba desgarrarlo, partirlo en varios pedazos así dejaría de estar intentando quitarle a su compañero. Pero su parte racional le recordaba que el humano podía odiarlo si acababa con el maldito.
—Eso no puede ser… —el vampiro había dado un par de pasos atrás, su expresión mostraba incredibilidad—. No es posible. Cómo…
Eso mismo quería saber Nicholas, cómo era posible.

Dorian parpadeó. Pero no pudo ver, la luz estaba muy fuerte por lo que cerró los ojos con fuerza.
Dolía. Todo le dolía. Era un dolor agudo, peor que cuando se fracturo el pie o cuando se cayó de las escaleras. Peor que cuando despertó del accidente donde Terry… negó, aunque el movimiento brusco le causo nauseas. No iba a pensar en su fallecido amor, lo importante era ver porqué tenía tanto dolor y dónde se encontraba.
Primero el dolor.
Hizo una mueca, todo el cuerpo le dolía, sentía que había sido atravesado por algo demasiado caliente. Sus ojos se llenaron de lágrimas, pero se obligó a respirar profundo y mover sus manos para poder palpar el dolor. Podía ser un pediatra, pero había tenido su tiempo de medicina general, fácilmente podía decir que había sido apuñalado.
—No —recordó de repente—. No apuñalado…
Abrió los ojos. Sus manos estaban sobre las húmedas vendas que cubrían su abdomen. Su mirada quedó prendida del techo de madera, su respiración fue profunda mientras recordaba todo lo que había pasado. La razón por la que estaba herido. No había sido apuñalado, había sido atravesado por filudas garras.
—¡Finalmente Doc! Debo decir que me habías asustado —el tono cansado pero animado de Cass hizo que moviera su atención del techo.
La mujer lobo estaba sucia, sangre y tierra cubrían su cuerpo, pero su bata blanca se mantenía intacta. Su mirada mostraba cuan asombrada estaba de verlo despierto, apenas habían pasado unas horas de haber sido atacado.
—Cass… —murmuró.
Hablar le dolía, así como podía sentir la piel tirante. Tenía fiebre, seguramente estaba comenzando a tener una infección. No podía evitarse, a diferencia del resto de seres en esa casa, él era humano.
Un simple humano que había terminado en el centro de una guerra.
Casi parecía algo romántico.
No lo era.
—Ya empecé con los antibióticos, ahora lo que necesito es que descanses e intentes no moverte mucho.
Dorian la miró y medio asintió. La realidad es que solo quería irse, lo que en su estado actual era lógico no iba a pasar. Ni siquiera podía moverse, sentía la boca reseca y la garganta en sangre viva.
Suspiró.
—Necesito… Nicholas… —lamió sus labios, sus ojos pesaban.
Cass suspiró.
—Supongo que no puedo mantenerte tranquilo, voy a llamarlo —se volvió para irse, pero Dorian la llamó deteniéndola. —Necesitas…
Dorian cerró los ojos con fuerza, un par de lágrimas corrieron por sus mejillas.
—Terrence… Vampiro.
Tenía que verlo, necesitaba saber si estaba alucinando o era cierto. No sabía cómo iba a seguir con su vida si todo lo que sabía había cambiado. No tenía idea.


Continuará...


9 comentarios:

  1. Buenas Celeste, espero que ya esté mejor y tranquila, cuando nos puedas traer algo bienvenido será.
    Gracias por el capi

    ResponderEliminar
  2. OMG!!

    Gracias por el cap!!... Espero que sigas bien, y que pronto nos sorprendas con mas caps e historias nuevas.... fighting!!

    ResponderEliminar
  3. Oh dios mio !!! que confusión ! serán lo 3 compañeros ? no , no puede ser , o sí ? no , sino no diría que quiere desgarrarlo , me tenes loca Celeste !
    Muchas gracias x el nuevo capi , me alegra que estés mejor , cuídate mucho , besos.

    ResponderEliminar
  4. Los tres son compañeros madre mia que follon

    ResponderEliminar
  5. No puedo creer que olvide leerlo T_T.
    Gracias por regalarnos este capítulo, esta historia cada vez se pone mejor.

    ResponderEliminar
  6. Gracias por regalarnos este capítulo cada vez se pone mejor la historia ok kisses

    ResponderEliminar
  7. Hola Celeste, Lágrimas de Soledad, tiene un inicio realmente dramático, esta lleno de dolor, desesperanza, un duelo que ha durado 10 años,sumado una guerra entre dos especies y Dorian en medio. Es intrigante, dolorosa, magnifica. Me acabo de leer los 10 capítulos que llevas de una sola sentada esta muy buena. Ahorita esa gripe ya tiene que haber pasado asi que adelante tu puedes🤗💓.

    Enma L. Samayoa

    ResponderEliminar