Una sorpresa...

Hola! Finalmente llegó la noche y aunque me he pasado un rato durmiendo y tratando que está gripe asesina no me gané. De cualquier manera, estoy de regreso, aún martes -por lo menos aquí conmigo-, y como dije tengo una sorpresa...bueno, si ustedes la quieren.

Se han de preguntar a que me refiero? Pues bien, me refiero al hecho de que tengo una nove de más de cien páginas, el primer libro de una serie, solo estoy en las últimas revisiones y ediciones y me preguntaba...lo quieren?

Espero que si, pero para tenerlo tendrán que cumplir con dos pequeñas condiciones...

 

1- Este post, el cual contiene -más abajo de está explicación un prologo-, tendrá que tener 30 comentarios, nada menos.

2- Miembros nuevos agregándose en el blog. Por el momento somos 58 registrados y bueno...es triste, ya que tenemos más de doscientas visitas. Así que al menos debemos tener 75 miembros para el momento de la publicación.

 

Sé que suena como sí fuera algo imposible, pero vamos! Sé que hay suficientes lectores para poder llenar las expectativas y creo que es momento de darles una razón poderosa para ello. El libro estará totalmente editado y listo para que puedan disfrutarlo, es una historia que...bueno, he pasado casi tres meses trabajando en ella y sí bien sé que debería venderla, creo que merece la pena de ser trasmitida de forma gratuita, aunque la continuación no lo sea.

Me han dicho muchas personas que no debo regalar mi trabajo y lo sé, pero como la lectora que soy, sé que leer un poco antes de un autor, lo vuelve mi favorito y me anima para poder comprar luego. Así que aquí estoy, diciéndoles que con sus comentarios y sus suscripciones al blog pueden hacerme darles este bello libro que bueno...ha hecho que pasé noches en vela y me ría con los personajes, así como sentirme identificada con cada uno de ellos y como han de saber para el momento, amo el Mpreg así que pueden contar que tendrán de ello también.

 

No pido mucho y bueno, tienen todo lo que queda de este mes para lograr la meta. Lo quieren? Está justo al alcance de sus comentarios.

Les dejo con la portada y el prologo.

 

 

 

Prologo

4 de julio Del 2020

 

La enfermera Norton estaba exhausta. Llevaba más de 38 horas en turno y aun le faltaban cinco más. Por lo que ella creía, que antes de llegar a la media noche, sería ella la que necesitara ser internada. Por lo menos, esperaba que fuera después de atender el último caso y así no le restaran sus horas. Los doctores podían ser unos bastardos, ciertas veces. «Aunque creó que así son principalmente conmigo o simplemente, es mi suerte ser una de las mejores y ser exprimida por ello.»

 

Esperaba que las horas pasaran corriendo sin incidentes. Sus zapatos ya eran inaguantables y estaba segura de que si volvía a cambiarse de uniforme iba a terminar durmiéndose en las bancas de los casilleros.

 

Lamentablemente su suerte era la de siempre cuando se acerco a la recepción y las puertas automáticas se abrieron dejando ver a una pareja de hombres entrando apresuradamente. Ella suspiró interiormente al ver que el hombre más joven tenía un vientre hinchado, que seguramente estaba cerca de explotar. Lo que significaba, que ella iba a tener un duro trabajo, ya que se trataba de una de las pareja de la segunda prueba de “embarazo masculino”.

 

En ese único momento lamentaba haber aceptado ese trabajo en el hospital Saint Clair. Era mucho trabajo, aunque ella amara lo que hacía.

 

Se fijo en como dos enfermeros ayudaban al joven hombre a sentarse en una silla de ruedas mientras que el otro se acercaba a recepción y pedía apresuradamente hacer saber de su llegada. Se acerco rogando porque no estuvieran en el estudio del Dr. Robinson.

 

Pero esa noche, claramente no era su día de suerte cuando él hombre mayor dijo: —Somos parte del estudio del Dr. Robinson, finalmente las contracciones llegaron, ¡creó que es el momento! Puede llamarle por favor…

 

—Oh disculpe, no creo que el Doctor Robinson este de turno. —Habló la recepcionista. Ella vio como el hombre trataba de convencerla de llamarle. Cuando otra contracción pareció golpear el joven, este grito.

 

—¡William! Apresúrate o ¡te juro que nunca más vas a tener sexo en la vida! —Ella casi se río al ver la mirada de desconcierto en “William” ante las palabras de su pareja. Los ojos azules del mayor se tornaron tiernos al ver como el joven rostro se torcía en una mueca de dolor. Su cabello rubio cenizo lacio en un corte moderno cubrió sus ojos, movió el cabello con un soplido.

 

—Está bien Tommy. Solo respira profundo, ¿está bien, amor? —Lágrimas aparecieron en la mirada color miel al mismo tiempo que asentía y apretaba sus manos en los brazuelos de la silla. Su cabello oscuro rizado y algo crispado se pegaba a su frente por el sudor, sus mejillas rosas demostraban el dolor que estaba sintiendo.

 

La recepcionista empezaba a ponerles peros sobre el doctor y era claro que era nueva en las instalaciones. Después de todo, todos sabían que un gestante hombre tenía prioridad, ya que el hospital Saint Clair, había sido el primero en descubrir la forma de lograrlo.

 

Viendo que era su momento de intervenir, ya que el joven jadeaba desesperado y el mayor estaba desesperado a más no poder. Era su trabajo ver que tanto el padre gestante como el bebé salieran con bien de todo ese alboroto. Ella necesitaba preparar todo, ya que los padres primerizos eran aun más difíciles que las madres primerizas. Pues eran  los hombres siempre tenían las mismas reacciones a pesar de ser su segunda o tercera vez de gestante.

 

—Llámalo inmediatamente, sé que está en la tercera planta. Dile que es una prioridad “Alfa”—Dijo mirando a la recepcionista que rápidamente se prendió al teléfono para llamarlo, agradecida por la orden. William le miró sorprendido, ella sonrío. —Vamos, yo me encargare de prepararlo para el Dr. Robinson. Por favor, síganme.

 

William le sonrío suavemente y se giro para sostener la mano de su pareja mientras la seguían. Siendo escoltados por un enfermero que movía la silla de ruedas. »—Soy Natalia Norton, seré su enfermera y técnica en el parto. No se preocupen por nada en este momento, están en buenas manos.

 

Tommy sonrío suavemente, dejando salir el aliento. —¡Gracias a Dios! Pensé que nos iba a tocar una de esas enfermeras que parece que se han comido un limón y que el gato les comió la lengua. —Ella sonrío al ver que pese al dolor, el joven brillaba con esa luz que traer la vida al mundo, daba. Y, demostraba su carácter animado. —Soy Thomas y este hombre serio, es mi esposo, William. Tom y Will Houston.

 

Él se calló cuando una contracción lo hizo apretar los dientes. Su esposo lo sostuvo susurrándole palabras tiernas. Cuando finalmente paró, ellos volvieron a caminar apresuradamente hacia la habitación para luego ir al quirófano. Ella les sonrío al entrarlos a la habitación. —Es hora de traer al nuevo miembro de la familia Houston.

 

 

 

 

Al mismo tiempo, el cansado y algo taciturno, Jacob Grey entraba por la recepción, listo para comenzar su turno nocturno. Estaba cansado a más no poder, tener apenas un par de horas de descanso no era algo que realmente disfrutara, pero necesitaba los turnos dobles.

 

Se detuvo cuando alguien lo llamó por detrás, haciendo que se diera la vuelta. Se sorprendió al ver a la mujer a la que había atendido desde el inicio de su embarazo. Alta, cabello negro azabache y oscuros ojos cafés, dentro de un traje que no disimulaba lo caro que ella. Ella a pesar de tener más de dos días después de los nueve meses, iba con unos altos tacones y un bolso colgaba de su brazo, además de su abrigo de piel.

 

—¡Sra. Montgomery! Buenas noches, ¿pasa algo? —Pregunto viéndola a los ojos y luego recorriéndola con la mirada, era raro verla a esas horas de la noche y era seguro, que ella estaba ahí porque algo estaba mal. —¿Está todo bien?

 

Ella le sonrío suavemente. A pesar de que su apariencia la exteriorizaba como una mujer frívola de dinero, él sabía que ella era muy amable y diferente a lo que demostraba. Siendo una mujer dulce, audaz y graciosa. Palmeo suavemente su vientre. —¡Me alegro de verte! Pensé que no ibas a estar de turno cuando finalmente fuera el momento.

 

Él amplio los ojos. — ¿“El momento”? —La cuestiono aturdido. Ella le regalo una de sus amplias sonrisas.

 

—Finalmente llegó ¡el momento! El bebé viene en camino. Andrew apresúrate a entrar, ¡encontré a mi enfermero favorito! —Grito ella. Él observo entrar al que él suponía era el Sr. Montgomery. Alto, de cabello marrón rizado y profundos ojos color chocolate, todo ello envuelto en un caro traje color negro.

 

El hombre soltó un suspiró guardando su celular en el bolsillo, elegantemente camino hacia ellos y miró a su esposa con una mirada afligida. —No deberías estar buscando a alguien Debra, deberías estar ya en la cama lista para dar a luz. Pero siempre haces lo que quieres…—Una sonrisa condescendiente tiro de sus labios. Jacob aclaro la voz antes de que empezara la discusión que miraba en los ojos oscuros de la señora ante las palabras de su marido.

 

—Entonces…tenemos que preparar la habitación, por favor. ¡Tenemos que apresurarnos! —ambos voltearon a verlo. La señora sonrío ampliamente mientras que el señor suspiró aliviado.

 

La Sra. Lo tomó del brazo, caminando animadamente. Lo que era desconcertante ya que la mujer estaba ya en labor. —Oh entonces ¡vamos Jacob, cariño! Es hora de traer a mi primer hijo finalmente.

 

 

 

 

Cinco días después.

 

 

William y Thomas Houston salieron del hospital cargando un niño de ojos oscuros y cabello negro. Un niño animado y juguetón a pesar de solo tener cinco días de vida. El pequeño burbujeaba y jugueteaba contra el pecho de su papá Tommy, apoyándose en su corazón y siendo más vivo de lo que ellos creyeron seria, con tan poco tiempo. Fueron encaminados hacia su jeep verdoso, donde William ayudo a su esposo a subir a la parte de atrás junto a su hijo y las bolsas de ropa además de otros objetos que había llevado para sus dos amores.

 

Saludaron en despedida al enfermero y William puso en marcha el auto para llevarlos a su nueva vida, llena de alegría y muchas cosas nuevas, que venían con su nuevo hijo al unirse a su familia y a sus vidas.

 

 

 

Debra y Andrew Montgomery salieron finalmente del hospital. Con Debra cargando contra su pecho a su hermoso niño de ojos avellanados y cabello castaño. Su rostro serio apenas dejaba notar que balbuceaba, estaba más concentrado en sus manos que en jugar o chupar su chupete. Ella vio como un jeep pasaba frente a ellos, sonrío al ver como el hombre joven que iba atrás balanceaba a su hijo en brazos. Una larga limosina se detuvo frente a ellos después de que el jeep desapareció, Andrew le abrió la puerta y ambos entraron dejando que el chofer subiera la maleta que habían usado en el hospital.

 

 

La enfermera Norton corría al lado del enfermero Grey, tratando de llegar al estacionamiento antes de que las dos parejas se fueran con los niños equivocados. Todo había sido un tonto descuido. Ambos se culpaban por dejar a los niños en manos de una enfermera nueva, quien no supo cómo es que había confundido los nombres, la muchacha necesitaba el trabajo excesivamente por lo que se mataba trabajando. El exceso de horas había hecho que no viera los papeles y cometiera el peor de los errores.

 

Cuando salieron al área de ambulancias, solo vieron la parte trasera de la limosina y como el jeep cruzaba en otra calle, alejándolo de ellos.

 

—Los Houston se van del país, viven en Canadá. —Dijo ella sin aliento, sus ojos aguados por las lágrimas contenidas. Sí tan solo ella hubiera hecho la papelería, pero estaba tan cansada y había tenido que ayudar al doctor con un sangrado que no paraba, dentro del joven señor Houston.

 

—Los míos: Los Montgomery, se van a Francia por tres años, —Él jalo de sus cabellos, sintiéndose más cansado que nunca. Histeria, dolor y desesperación lo golpeo.

 

Ella lo miró con pesar, sintiéndose acabada en ese momento, porque aunque a ella le quitarían su licencia y la despedirían, tenía 39 años y no necesitaba trabajar, mientras que el enfermero Grey y la nueva, eran jóvenes y necesitaban del trabajo. Sabiendo que iba a arrepentirse, le dijo: —Nadie necesita saberlo.

 

Jacob amplio sus ojos. — ¿Qué?

 

Ella lo miró seriamente. —No podemos avisarles sin que el mundo se venga abajo para ustedes dos. Ustedes necesitan el trabajo, ¿no es así? —Jacob asintió, pensando en su madre enferma y que vivía de su trabajo. —Así que…aunque me duele el alma por lo que voy a decir. Tenemos que olvidarlo, como si nunca hubiera pasado. Sé que los Houston serán perfectos padres para él niño, después de todo, ya tienen otro hijo. ¿Lo serán los tuyos?

 

Jacob trago con fuerza pero ante la mirada penetrante asintió. —Ella va a amar mucho al niño. No le faltara nada. Y él, él será un gran padre, ella se encargara de que lo sea.

 

—Entonces solucionado. Esto nunca paso.